Arriba del escenario se dio el tiempo de disfrutar la aclamación del público, que fuertemente le gritaba "ídolo, ídolo". Así se dio la partida a la primera noche de la versión 51 de Festival de Viña.
Con una actuación de más de una hora, el eterno motoquero hizo reír al público asistente con sus parodias a la vida cotidiana y la sociedad chilena, como bien dijo Felipe Camiroaga al presentarlo: "imposible no sentirse identificado con sus monólogos".