Se encendieron las luces y apareció él caminando lentamente hacia el escenario con una mano en el corazón. Escuchó atentamente la aclamación del público y, tras acoger los aplausos y el cariño de la gente, comenzó a cantar a capela "Cantares", dando inicio al show que duró casi dos horas.
Un ferviente Monstruo fue el que se vio en la Quinta gritando y aplaudiendo sin parar, demostrando que Raphael es eterno y que medio siglo arriba de los escenarios "no es mucho", como él mismo dijo al principio del show.